* Saúl Solórzano, líder comunitario, en memoria *
Por Mauricio Alarcón.
“Todo pasa y todo queda,” reza un poema de Machado que Serrat hizo canción, “pero lo nuestro es pasar. Pasar abriendo camino, camino sobre la mar.” La comunidad Salvadoreña en Estados Unidos se mueve entre unos cuantos miles de pioneros que llegaron a esta tierra a dar múltiples aportes, que muy pocas veces se patentizan en los libros que tradicionalmente imponen la historia que ha de rezarse en las aulas ante cientos de millones de jóvenes que un día escribirán su propia historia.
Saúl Solórzano es uno de esos pioneros que llegaron al norte del continente a principios de la década de los ochentas. Aunque no incursionó en ninguna de las actividades empresariales ni de entretenimiento que han hecho famosos a muchos de sus coterráneos en estas latitudes, Saúl es uno de los que abrió camino en uno de los rubros más importantes del desarrollo económico, político y social de la humanidad: los derechos humanos y civiles de los migrantes.
Han sido las migraciones de un territorio a otro como ocurrió entre Honduras y El Salvador, del campo a la ciudad como sucede en China o de un continente a otro como paso con los que colonizaron el continente Americano, las que han causado los cambios motrices del desarrollo social. Son estas las que transforman el mundo de manera insospechada e irreversible, mezclando las razas y cambiando modos de producción y mercado. Son ellas las que hoy hacen del imperio mundial un “tigre de papel,” como lo dijera Mao Tse Tung.
Fue la empresa de defender los derechos de los forasteros, desterrados por la guerra y las políticas económicas de los países centro y norteamericanos a la que se dedicó mi amigo, hermano y compañero de muchas batallas, Saúl Solórzano. Pero cualquiera me preguntaría, pero Mauricio ¿por qué hablas de batallas si nunca has estado en guerra? Yo les diría que sí, nosotros siempre estuvimos en guerra aquí y allá, solo que, nunca llevamos armas de metal.
Las armas que siempre acompañaron a Saúl y a muchos otros luchadores de los derechos humanos fueron la verdad e inspiración de una causa, la osadía, el miedo, el valor, el amor por la vida, la ingenuidad, el humor e ingenio; y todos esos instrumentos que le son invisibles a muchos, pero que se infiltran, se integran a una situación con la efectividad necesaria para transformarla. Y en eso es que estriba su carácter revolucionario, no en la retórica.
Aunque la falta del amigo me recuerda a diario su presencia en mi vida, también me he tomado el tiempo para reflexionar sobre sus desaciertos, que también son aleccionadores. El riesgo mayor de todo luchador es que al convertirse en administrador de lo ganado, repita el sistema cuestionado, sin haber probado su propuesta de solución. Conociendo a Saúl y su conciencia de acciones, creo que él se murió en su umbral de activista gerente a gerente efectivo. No estoy con esto evaluando su persona, ni su labor de director ejecutivo de una empresa no lucrativa, porque eso le corresponde a cada una de las personas que se relacionaron con el individualmente y sus colegas y directores de su trabajo.
A Saúl le correspondía conjugar el rol de su organización y el de sí mismo con el momento político y económico que vive el país, especialmente en el área filantrópica y de servicios comunitarios públicos. Al momento de su partida el estaba reinventándose como tantas otras veces, pero esta era la más difícil. Su organización había llegado a la mayoría de edad en el momento que él se convertía en marido y padre, y el país niega derechos a los inmigrantes a pesar de todas las esperanzas que estos hayan puesto en el actual gobierno. Su experiencia deja claro que no se puede triunfar individualmente sin transformar el entorno, porque sería como “arar el porvenir con viejos bueyes.”
Adiós hermano, el tiempo dirá si lo sólido de tu edificación correspondió a tu esfuerzo.
* Lanzamiento de antología de narrativa en español en EEUU *
Por Fernando Olszanski
Cuando hablamos de literatura en español en Estados Unidos, es imposible no pensar en el concepto de un nuevo género netamente latinoamericano. Al igual que el género del dictador o el realismo mágico, la literatura del inmigrante o del desarraigo como se prefiere llamarla, pertenece en exclusividad a una expresión latinoamericana dentro de los Estados Unidos.
Desde hace tiempo aparecen colecciones de relatos que intentan reflejar el lado latino del país del norte, el lado que habla español. Y hoy en día es más que urgente declarar que la creación literaria en nuestro idioma en este país goza de muy buena salud y está en constante evolución.
Nuestra América, Antología de narrativa en español en Estados Unidos, editada por José Castro Urioste y Fernando Olszanski, que incluye a 17 de los mejores escritores latinoamericanos radicados en Estados Unidos, entre ellos: Mario Bencastro, Alicia Borinsky, Mirta Corpa Vargas, Ricardo Chávez Castañeda, Ariel Dorffman, Teresa Dovalpage, Roberto Fernández, Isaac Goldemberg, Miguel Gómez, Eduardo González Viaña, Ana Merino, José Montelongo, Eduardo Paz Soldán, Rose Mary Salum, Enrique del Risco, Jesús Torrecillas, además de los editores, es una muestra más de la evolución de esta literatura.
Esta antología de cuentos tiene la posibilidad de convertirse en un clásico instantáneo, no solo por la calidad de los escritores participantes, sino por la necesidad de representar nuestra presencia en esta parte del mundo.
Comentario de contra tapa:
Diecisiete voces de escritores que escriben en español en los Estados Unidos se unen en este concierto de cuentos, donde la identidad de los personajes es tan marcada que trasciende a las situaciones que les dan vida.
Esta antología, de historias en español sobre el universo latino de Estados Unidos, pretende no solo dar cuenta de la diversidad y riqueza literaria que se viene desarrollando en nuestra lengua en este país, sino que también se intenta — aunque sea con un granito de arena— dar cuenta de la formación de una identidad latina.
Editada por la nueva editorial Linkgua USA Tres Aguas, la presentación de Nuestra América, Antología de narrativa en español en Estados Unidos, se llevará a cabo en la Feria Internacional del Libro de Miami, del 13 al 20 de noviembre de 2011.
* Colectivo Literario Alta Hora de la Noche *
Por Daniel Joya
“Cuando sepas que he muerto no pronuncies mi nombre porque se detendría la muerte y el reposo.” --Roque Dalton.
Hay diversas maneras de iniciar una tertulia; sin embargo, para estos amantes de la poesía, comenzar las reuniones repitiendo las palabras del poeta mártir de la revolución es como una manera de tributar cariño y respeto al desaparecido Roque Dalton. Alta hora de la noche es un colectivo de escritores surgido en 2010 en el área metropolitana de Washington DC, con el propósito de sistematizar, enriquecer y proyectar la literatura en general y la poesía en particular de la diáspora salvadoreña.
“…Tu voz, que es la campana de los cinco sentidos, sería el tenue faro buscado por mi niebla”
El colectivo literario se congrega una vez al mes para intercambiar noticias del quehacer cultural, planificar y compartir ricas lecturas, así como coordinar los siguientes esfuerzos. Componen la agenda de sus reuniones los informes del mes, las lecturas individuales y por supuesto, el degustar de exquisitas comidas, buen vino y suculentas conversaciones hasta altas horas de la noche. No es por casualidad que el colectivo decidiera retomar el nombre de uno de los poemas de Roque, como tampoco es por el azar que los siete miembros coincidan en ser salvadoreños que desde la distancia siguen amando a su país, mucho menos es accidental que todos compartan los ideales progresistas por los que el mismo poeta ofrendó su vida.
“…Cuando sepas que he muerto di sílabas extrañas, Pronuncia flor, abeja, lágrima, pan, tormenta”
Y en esas fiestas mensuales de musas y composiciones desfila, casi siempre al inicio, la poesía atrevida de Emilio Monzón, quien con su estilo propio de abordar el tema del amor ha logrado ser reconocido como El Poeta Erótico, que con su canto, eleva su devoción por la mujer a un nivel sublime y deliciosamente lírico. Emilio ha escrito por décadas; no obstante, la belleza de sus poemas, en su afán de seguir pariendo versos poco se había interesado por hacerlos llegar hasta el pueblo para el que escribe. Luego, también el anfitrión por default, padre de la iniciativa de formar el colectivo, Vladimir Monge, deleita con sus retazos de vida campestre, el develar de sus sentimientos más íntimos, su peregrinar entre otros pasajeros en el tiempo, sus constantes reseñas sobre la producción de grandes de la poesía y datos curiosos en el mundo del arte. Vladimir es un investigador empecinado en y por el arte que disfruta ofreciendo su hogar para las reuniones del colectivo. Es un anfitrión nato encarnando la substancia del colectivo.
“No dejes que tus labios hallen mis once letras. Tengo sueño, he amado, he ganado el silencio"
Un silencio adonde Bessy Blanco trató infructuosamente de esconder sus versos, dedicados al amor Eros, a la feminidad, a la entrega desprejuiciada al hombre que sacude sus hormonas, pero que también escribe a los aspectos sociales que por repetitivos pareciese que no calaban en la ex fiscal, pero ahora afloran con el mismo impacto que cuando le hacían dirigir la investigación del delito. No son once, sino quince letras que en el alma y memoria de Marisol Flamenco revolotean desde un alma joven para mezclarse en infinitas combinaciones que transmiten pasión, ardor espiritual y también juventud a los escritos de esta talentosa miembro del colectivo, quien además de escribir hace teatro y enseña actuación. Marisol, la más joven del grupo, dejó a temprana edad su país para ir en pos de su sueño de artista, modelo y poeta.
“No pronuncies mi nombre cuando sepas que he muerto: desde la oscura tierra vendría por tu voz”
Restan los escritos de Carlos Parada, un erudito de la literatura, autoridad en la materia, merecidamente reconocido en diversos círculos intelectuales, quien después de enseñarnos que para eso es la palabra, nos comparte de sus inspiraciones al pie de la casa blanca. Carlos, con su ansiedad por el aprender constante se nutre revisando literatura para luego encantarnos con toda una variedad de escritos serios y profundos que, a veces, contagiado por el ritmo hip hop rompen con el formato rígido de las lecturas poéticas. Mientras todos leen, Grego Pineda, prefiere participar hasta el final, pretendiéndose un centauro ciego, que observa atento cada detalle, devorando uno a uno los versos, haciendo las observaciones puntuales y por supuesto, regalando al final de sus reflexiones con calidad estética donde se delata como un hombre común, sufrido en lo inesperado, amante de los libros y la música clásica, pero ante todo sensible e inspirado en el drama humano.
"No pronuncies mi nombre, no pronuncies mi nombre. Cuando sepas que he muerto no pronuncies mi nombre”
Y por ahora no diré mi nombre, porque después de navegar en los sueños de un callejero, sigo deportado del cambio que nunca vino a mi país, todavía nostálgico y evocando mis enredos de amor a la sombra del dólar. Yo, el séptimo miembro, un disfrutador de las inspiraciones compartidas en Alta Hora de la Noche.
¡Salud camaradas poetas!
“La Diáspora Opina” - http://diasporaopina.blogspot.com/
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